Entra en las zapaterías
a secuestrar
zapatos
izquierdos
pequeño
secuestrador de zapatos…
Entra
en las zapaterías
estanterías
repletas
de
derechos zapatos
se
tiene que llevar uno
en
un pequeño secuestro
para
caminar del mismo número
y
del mismo color ,
no
llamar mucho la atención…
El
secuestro persiste en la noche
la
tentadora secuencia del golpe perfecto,
zapato
tras zapato frente a sus ojos.
En
los ritos del pequeño sol
cada
día es una nueva camisa,
un
nuevo par de corbatas ,
en
la buhardilla los baúles viejos
parecen
siempre una aventura,
una
idea brillante y reiterada…
que
por las tardes se ilumina
los
cristales reflejan sus simétricas sombras
el
piso alfombrado suaviza la carrera
que
casi siempre termina estrellándose
contra
la puerta
de
la habitación de servicio…
Abraham
solo era una melodía más en la penumbra,
en
la despiadada penumbra
sin
zapatos
sin zapatos
sin derechos
ni
izquierdos
solo
penumbras…
Abraham
siempre soñaba
con
el secuestro
una de esas tardes
frente a la
zapatería…
Abraham
era un pequeño secuestrador…
Abraham
fue siempre un secuestrador.